El uso de la denominada "fauna auxiliar", han situado a Andalucía y en concreto Almería en la vanguardia de esta técnica agrícola.
Los avances en el control biológico de las plagas que atacan cada año a
los principales cultivos hortofrutícolas en España han permitido dar a
los invernaderos un giro hacia una agricultura "más verde" y orientada
hacia un menor consumo de plaguicidas.
El uso de la denominada
"fauna auxiliar", en forma de insectos diminutos que actúan como
depredadores naturales de las plagas, comenzó a aplicarse en los años
90 del pasado siglo en distintas zonas tradicionalmente productoras, si
bien Andalucía y en concreto Almería se han situado en la vanguardia de
esta técnica agrícola.
La producción industrial de abejorros o
avispas para controlar las plagas es un negocio que en la provincia de
Almería mueve un mercado de más de 50 millones de euros y ha permitido
una mejora de la calidad de las producciones, orientadas cada vez más
hacia un menor uso de los insumos químicos.
Sin embargo, no
siempre su uso exclusivo resulta suficiente para combatir las
principales plagas -como la "tuta" o la "mosca blanca"-, que causan
pérdidas millonarias a los agricultores y ante las que los laboratorios
del ramo se afanan por buscar soluciones.
El director del
Subprograma de Entomología del Instituto de Investigaciones y
Tecnologías Alimentarias (IRTA) de la Generalitat, Jordi Riudavets, ha
valorado que el control biológico se está aplicando en muchos cultivos,
"con éxito y un grado de satisfacción muy alto", por los agricultores
catalanes.
Estos métodos, según ha explicado Riudavets, se implantan dentro de los programas de Control Integrado de
Plagas y de Producción Integrada, y, entre las técnicas que se utilizan
en cultivos como los frutales, se emplean las relacionadas con la
confusión sexual mediante la ayuda de feromonas femeninas y de
distintas trampas.
Ha detallado que también se están utilizando
enemigos naturales de las plagas, como los depredadores y parasitoides
que se adquieren en empresas que se dedican a su cría, y que incluso
hay asociaciones de agricultores que tienen su propia unidad para
repartir los insectos útiles entre sus asociados.
Riudavets ha
destacado como factores que han impulsado esta técnica de cultivo
respetuosa con el medio ambiente las demandas de productos sanos, la
legislación que limita el número de materias activas tóxicas
autorizadas y la disminución de los residuos de pesticidas permitidos
en los alimentos.
En su opinión, la aparición de resistencias a
los insecticidas hace, entre otras razones, que estos métodos de
cultivo sean vistos por parte las autoridades de la Unión Europea (UE)
como "el presente y el futuro en la producción vegetal".
Otro
fenómeno asociado al control biológico y a la enorme reducción de
tratamientos con productos fitosanitarios ha sido la aparición de forma
natural en los invernaderos de especies que son un "buen complemento"
para la fauna auxiliar introducida mediante lo que se denominan
"sueltas comerciales" para combatir las plagas.
Así lo han
indicado fuentes de Coexphal, que han añadido que aunque el
peso del control biológico durante los primeros meses de cultivo lo
llevan las especies introducidas de forma comercial, "no hay que
despreciar" la contribución al control de plagas de otros insectos que
aparecen en el exterior de los invernaderos.
Por esta razón,
esta organización de Cosecheras-Exportadoras de productos
Hortofrutícolas de Almería (Cexphal) ha considerado que es
"interesante" el desarrollo de estrategias que favorezcan la entrada de
estos enemigos naturales, como el uso de plantas fuera de los
invernaderos para que los atraigan, se puedan desarrollar y les sirvan
de refugio.