El Comité de Patata de FEPEX, constituido por las
organizaciones sectoriales ASONAL, ASOCIAFRUIT y CIPP, se reunió el pasado 8 de abril en Madrid para
analizar la campaña de patata temprana así como la situación del mercado y la
evolución del consumo.
Tras la reunión,
Roberto Ruiz de Infante Aguirre, miembro de dicho Comité, ofrece un análisis en
profundidad de la situación actual en las principales zonas productoras
españolas y europeas y de las perspectivas de mercado.
Menos patata temprana
Todos los años, el mes de mayo es el momento en que se
realiza en España el cambio de la patata de conservación por la patata de nueva
cosecha (patata temprana). Sin embargo, este año, la mala climatología
registrada en toda la zona Sur, muy especialmente en Andalucía —el principal
productor de patata temprana española— no va a permitir que ese cambio pueda
realizarse con normalidad. La adversa climatología ha dificultado enormemente
el cultivo. Las intensas y persistentes lluvias han arruinado muchos campos de
patatas. En otros casos, se ha producido un retraso muy considerable de las
siembras y con ello también una disminución de los rendimientos de cosecha. Por
consiguiente, tanto el número de hectáreas como el volumen de producción van a
ser muy inferiores a la media de los últimos años. Se calcula que el número de
hectáreas de patata temprana andaluza no llegará al 60% de la superficie media
anual y el volumen de producción apenas alcanzará el 50% de un año normal.
La situación es muy preocupante. Así los demuestran
las cifras: hemos pasado en Andalucía de una superficie media de 7.000 hectáreas a
apenas este año 4.150
hectáreas y de una producción de 225.000 toneladas a un
aforo que no supera las 110.000 toneladas.
En Europa
La situación que presenta Andalucía, aún siendo mucho
peor, anticipa la tendencia del resto de zonas de producción de patata temprana
europeas, según avanza el portavoz del Comité sectorial. En Chipre, que produce
en torno a las 190.000 toneladas anuales, este año se espera también una
reducción importante, alrededor del 30%, debido a la climatología. Sicilia,
con una producción anual de unas 150.000 toneladas, prevé una reducción de
casi un 35%, también por culpa de la climatología y de una reducción de
superficie de cultivo. En la zona de Nápoles —una de las zonas de más
producción con casi 350.000 toneladas anuales— por el contrario, se prevé que
mantenga los mismos niveles de producción, pero la recolección llegará con
cierto retraso, debido a las bajas temperaturas registradas. Francia, por su
parte, aunque no tiene una gran producción de patata temprana —unas 50.000
toneladas al año— también verá mermada su cosecha. En cuanto al Palatinado en
Alemania, otra zona de producción de patata temprana, la cosecha no ha sufrido
mermas pero sí presenta un retraso en la recolección debido al frío.
La consecuencia más directa del análisis de estas
previsiones es que este año en Europa se reduce considerablemente la oferta de
patata temprana, lo que inevitablemente provocará un incremento de los
precios. De hecho, los precios actuales de la patata ya han subido y siguen
una línea ascendente, debido sin duda a esta nueva perspectiva del mercado. Los
productores, que conservan todavía patata almacenada, están aprovechando la
coyuntura y tratan de recuperar unos precios que de forma ruinosa les han
castigado durante año y medio. En estos tres últimos meses, el precio de la
patata se ha doblado: de un precio medio de 120 euros/tonelada, a otro por
encima de los 280 euros/tonelada.
Perspectivas de mercado
Según explica el representante de FEPEX, estas previsiones de mercado de patata
temprana no necesariamente deben afectar con determinación al sector español de
la patata en su conjunto, ni tampoco a la situación de mercado que vaya a
producirse a partir del mes de agosto: cada momento se debe a sí mismo, ya que
el mercado de la patata, al igual que el resto de frutas y hortalizas, es un
mercado muy sensible e imprevisible. Cualquier pequeño exceso de oferta o
demanda provocan grandes fluctuaciones de precio. Estamos hablando, en todo
caso, de un cultivo muy exigente, que provoca mucha incertidumbre en el
productor; de un mercado, por tanto, muy especulativo, con mucha volatilidad en
los precios; y de un producto perecedero con una demanda estable a lo largo del
año y de gran consumo, frente a una secuencia de producción inconstante y
coyuntural. Esto dificulta enormemente la gestión de las empresas
comercializadoras.
No obstante, Ruiz de Infante confirma que los
incrementos de precio ahora en las últimas patatas de conservación, apuntan al
alza el precio de la patata temprana.
La cuestión ahora es trasladar esta situación de
fortaleza del mercado de origen al punto de venta del consumidor final. La
<regla de oro> del mercado establece que una menor oferta supone siempre
un incremento de los precios. Pero, si en situación de equilibrio económico el
punto de venta final es relativamente permeable al aumento natural de los
precios, en la actual situación de recesión económica y de guerra de precios,
el mercado de destino va a oponer una mayor resistencia a una subida de precios
que va contra-corriente de la agudeza con que se practican las estrategias de
competencia.
La teoría más fiable y en la que confía el portavoz de
FEPEX es que será al final el propio mercado quien regule y equilibre la
situación ante estos dos antagonismos. Es decir, los productores no percibirán
el mejor precio que en circunstancias de normalidad económica podrían alcanzar
con esta reducción de cosecha, pero al mismo tiempo, el mercado de destino
tampoco podrá marcar precios tan bajos como quisiera y que con tanta vehemencia
promueve, ya que la oferta va a ser escasa.
A partir de agosto
Una vez finalice la campaña española de patata
temprana —centrada en Andalucía— a principios de agosto comienza la temporada
en la zona de Castilla - León. Las previsiones que se avanzaron en la reunión
sectorial de FEPEX, anuncian que la situación de los precios, cuando entre en
juego la producción castellano-leonesa, puede ser relativamente aceptable para
los productores, debido al equilibrio de oferta en la primera parte de campaña.
Respecto a la superficie de cultivo, esta zona también presenta una reducción
de hectáreas plantadas, por la caótica situación de mercado del año pasado, lo
que ha provocado que muchos productores de la zona hayan decidido este año no
plantar. No obstante, la perspectiva de mercado de la patata temprana ha
servido de revulsivo para muchos productores castellano-leoneses que se han decidido
a última hora a sembrar patatas. Así las cosas, a pesar de este repunte,
Castilla - León puede reducir en torno a un 15% el número de hectáreas
cultivadas.
Un sector desestructurado
El sector de la patata en España —tal como lo
reconocen sus propios actores— es un sector desestructurado. En este sentido,
Roberto Ruiz de Infante Aguirre afirma que, a su entender, existen mecanismos
que podrían solucionar el problema.
En primer lugar, aboga por la implementación de las
relaciones contractuales —los contratos—. Es decir, defiende la creación de un
marco de compromiso contractual entre productores y comerciantes como mecanismo
para adecuar la oferta a la demanda y evitar en la medida de lo posible el
exceso o escasez de producción. Las relaciones contractuales proporcionan
estabilidad al sector; orientan la producción hacia el mercado; establecen los
criterios de calidad y por último son una apuesta común de complicidad
recíproca entre sector productor y sector comercial.
Este escenario general de carácter contractual
puede también salir al paso de la
descoordinación entre los ritmos de la venta y los ritmos de la recolección. En España, aún no hemos
conseguido superar en términos de mercado el concepto de campaña de
recolección. Existen campañas concretas de producción, pero de otro modo, no
existen campañas concretas de comercialización, ya que ésta se concreta en una
actividad duradera y estable a lo largo de todo el año, porque las patatas se consumen los 365 días del año. Por
tanto, debemos superar el hándicap de sobreofertas artificiales que genera el
propio sector productor cuando trata de vender toda su producción en un
momento, en un tiempo record, mientras dura la campaña de recolección. Debemos
ampliar el periodo de comercialización, ajustándonos a los ritmos y amplitud
temporal que determina el propio mercado.
Roberto Ruiz de Infante Aguirre también opina que la
promoción puede ser un buen mecanismo de vertebración para el sector de la
patata nacional. En este sentido, explica que habrá que hacer una esfuerzo
para promocionar el producto local, regional y nacional y dar a conocer al
consumidor las bondades de nuestra patata y el buen hacer del sector español.
Por último, una coyuntura de precios elevados –tal
como puede ocurrir en la campaña que está por llegar— suele enmascarar los problemas reales de tipo
estructural que afectan al sector y muchos acaban creyendo que ya están
solucionados todos los problemas . Por tanto, no debemos mezclar coyunturas
con tendencias. Una configuración estructural y vertebral del sector es un
factor clave para garantizar una actividad productiva duradera, equilibrada y
rentable.