El chef tenderá un puente gastronómico entre Málaga y Nueva York con su nueva marca de restaurantes.
El chef Dani García, distinguido con dos
estrellas Michelín, tenderá un puente gastronómico entre Málaga y Nueva
York con su nueva marca de restaurantes, "Manzanilla", con la que abre su primer local en la ciudad andaluza y el segundo a finales de
octubre en pleno Manhattan.
Del nombre que ha elegido le gustó
"su sonoridad en inglés, porque suena elegante y, sobre todo, suena a
Andalucía, que es lo que queremos transmitir en Nueva York", ha
explicado García en la presentación del local malagueño.
En la
carta de ambos establecimientos habrá "guiños" a la gastronomía de las
dos ciudades, y por ejemplo Málaga "tendrá presencia con un ajoblanco,
un gazpachuelo o unos boquerones en vinagre".
La carta se
divide en dos apartados, las "Tapas de Ida Malagueñas" y las "Tapas de
Vuelta a Málaga", y Dani García quiere que los clientes del restaurante
malagueño le ayuden a elegir las especialidades que ofrecerá en Nueva
York.
"Las Tapas de Ida son las más andaluzas y las más
clásicas, entre comillas, porque un gazpacho de cerezas sigue siendo
moderno, pero no deja de ser un gazpacho", ha explicado el chef.
Mientras, las Tapas de Vuelta son las que tienen "influencia
neoyorquina", teniendo en cuenta "que en Nueva York no sólo hay
gastronomía americana, sino que es una ciudad tan genial que se puede
comer de todo y muy bien".
Así, en este apartado estará el
"Hot-dog Málaga style", una salchicha casera de pringá del puchero; la
"Burger Bull", una hamburguesa de rabo de toro; la "Burger Rossini con
foie", o, en los postres, una especialidad tan americana como el "Cup
cake", pero "con sabores de aquí como el pestiño".
Con 36
años, Dani García empieza a ver la vida empresarial "con otra visión,
con más tranquilidad, sin prisa y sin ganas de crear franquicias como
churros, dando los pasos necesarios en el momento necesario".
"La vida empresarial es como la vida misma. Con 18 años dejé a mi novia
de toda la vida, por inmadurez, y hoy día me arrepiento", ha afirmado el
cocinero, que sigue con otros proyectos como la creación de los menús
para la compañía aérea Iberia desde hace más de un año.
"Hago
los menús de la clase 'Business', sobre todo para vuelos transoceánicos,
que son los que me mandan hacer. Me preguntan que por qué no hago los
de Turista, pero hago lo que me mandan", ha explicado.
Para él
supone "un reto", porque se considera "un cocinero en todos los
sentidos, no sólo de alta cocina", y se encuentra "igual de a gusto
creando un menú a 8.000 metros de altura con todas las consecuencias que
ello tiene, que no son fáciles".
Abrir en pleno Manhattan era
"un sueño y una ilusión tremenda, pero también con responsabilidad,
porque Nueva York es un sitio muy leonino, con mucha competencia, y hay
que ir con toda la humildad del mundo, porque por tener dos estrellas
Michelín no se puede llegar a una ciudad como ésa a comerte el mundo".