Investigadores del grupo Alelopatía en plantas superiores y microorganismos de la Universidad de Cádiz (UCA), que dirige el catedrático Francisco Antonio Macías, han desarrollado un proceso para el aprovechamiento del residuo de la industria cervecera centrado en la producción de biocombustibles, alimentos funcionales y cosméticos.
Según ha indicado la UCA en un comunicado, se trata de un proyecto que
se enmarca en el programa científico andaluz del ceiA3, Campus de
Excelencia Internacional Agroalimentario, donde participa la UCA junto a
las Universidades de Jaén (coordinadora), Almería, Córdoba y Huelva.
Explica
que la industria agroalimentaria -incluida en este grupo las fábricas
de cerveza- genera una serie de residuos o subproductos que, tratados
convenientemente, pueden ser utilizados para la obtención de precursores
de biocombustibles y de productos de alto valor añadido.
Los
residuos contienen lípidos, carbohidratos, proteínas y otros compuestos.
La única limitación a su uso, como precedente de los biocombustibles,
radica en la rentabilidad económica de su proceso de obtención y en su
calidad.
Así, para que "el proceso que hemos diseñado sea
efectivo se estima que el contenido mínimo en lípidos y carbohidratos
que lo hace rentable se sitúe en un cinco y un 20 por ciento
respectivamente; algo que sí nos da el bagazo o la cebadilla de
cerveza", explica el profesor e investigador del grupo José Manuel
Igartuburu, quien junto al ingeniero químico Carlos López Fernández ha
trabajado en esta patente.
De esta forma, "hemos conseguido sacar
provecho a algo que no tenía ningún valor comercial y que hasta la
fecha se estaba utilizando principalmente para ser usado como pienso
para el ganado vacuno y ovino". Una salida muy poco rentable para las
industrias cerveceras, ya que "el precio de venta del bagazo era en
muchas ocasiones simbólico a condición de que les retiraran este residuo
en el menor tiempo posible o cubriera el coste del transporte",
agregan.
Y es que, según apuntan, el bagazo no solo no supone una
fuente de ingreso, sino que además "la razón de su venta es el evitar
tener que realizar una gestión de residuos, algo que tiene un coste
elevado".
El proceso, diseñado en la institución académica
gaditana, tiene la finalidad de obtener dos productos. El primero es una
sustancia compuesta por la mayor cantidad posible de las grasas
contenidas en el bagazo, que es un aceite; y el segundo es una sustancia
rica en azúcares "cuyo contenido en agua dependerá de las diferentes
finalidades que se le quieran dar, como la producción de biocombustibles
o como suplemento de azúcar para la producción de la propia cerveza que
ha generado este residuo".
Para poder llevar a cabo la
producción de biocombustibles o de cualquier otro tipo de productos que
puedan derivar del residuo de la cerveza, los investigadores de este
grupo tienen previsto dar un paso más y trasladar este estudio a nivel
de laboratorio, a "una planta piloto que podríamos ubicar cerca de
alguna industria cervecera que ya existiese en la zona".