Las normas vigentes de información y promoción agroalimentaria se remontan a la década de 1980.
Los ministros de Agricultura de la Unión
Europea debatirán el lunes cómo mejorar la promoción de los productos
agrícolas europeos en una reunión donde, de manera informal, se hablará
de las propuestas sobre la reforma de la Política Agrícola Común (PAC),
que Bruselas presentará en octubre.
El programa oficial del
encuentro se centrará en la búsqueda de fórmulas para mejorar la
difusión de la calidad y el valor añadido de los alimentos y el diseño
de programas más eficaces que los actuales, especialmente dirigidos a
destinos no europeos.
Las normas vigentes de información y
promoción agroalimentaria se remontan a la década de 1980 y aunque se
han ido adaptando a los nuevos tiempos, especialmente con el aumento
del número de etiquetas de calidad, la Comisión Europea considera que
hacen falta más cambios, sobre todo para impulsar la exportación, ya
que en día el 71 % de los programas se centra en el mercado
doméstico.
El documento que servirá de base al debate de los
ministros habla de la necesidad de "acciones para apoyar la
competitividad", que permitan promover el "valor añadido" de los
productos europeos y reforzar la posición del sector agroalimentario
comunitario en algunos mercados mundiales "estratégicamente
seleccionados".
A la hora de vender los alimentos europeos se
debe incidir en que son "saludables, seguros, de alta calidad y
producidos en respeto con el entorno y el bienestar animal", lo que los
sitúa por encima de los de muchos competidores.
Pero además la
cita en Polonia, país que ejerce este semestre la presidencia rotatoria
de la UE, permitirá a los titulares de Agricultura empezar a
posicionarse sobre el tema más importante que se prepara en ese ámbito:
la reforma de la PAC.
La Comisión presentará el 12 de octubre sus propuestas, de las que cada día se filtran nuevos detalles a la prensa.
Entre las principales novedades que incluirá figura la revisión de las
ayudas, y en particular de los criterios que sirven de referencia para
los pagos directos.
El objetivo es establecer en el futuro un
pago único que reemplace el actual sistema, en el que los Estados
miembros más antiguos reciben ayudas basadas en criterios históricos
(la media de la producción de los años 2000-2002) y los nuevos países
obtienen pagos por hectárea.
La diferencia entre lo que perciben unos y otros es grande, en favor de los primeros.
La Comisión, que considera que el pago uniforme por hectárea es más
justo y equitativo, pretende poner fin a los criterios históricos a
partir de 2019, según algunos medios.
Además, quiere premiar
las prácticas ecológicas, para lo que proyecta que el 30 % de las
ayudas esté condicionado por el componente "verde", es decir, unos
servicios al medioambiente que determinarán la cuantía que perciba el
explotador o ganadero.
Otra de las novedades que pretende
introducir Bruselas es un límite a las ayudas directas a los
agricultores, que se situaría en los 300.000 euros.
El objetivo es evitar que los grandes terratenientes sean los que más se beneficien de los apoyos comunitarios.
En el pasado la CE ha intentado poner un techo a las ayudas a las
grandes explotaciones sin éxito, por la oposición de algunos países.
Los Veintisiete negociarán la reforma de la PAC el próximo año para que pueda comenzar a aplicarse en 2014.
La PAC es la política que más presupuesto absorbe de las arcas
comunitarias, con 59.799 millones de euros, y España es el tercer país
más beneficiado, con 7.487 millones, según datos de 2009.