Los planes de ordenación y uso se adaptan al modelo de gestión unitaria de los parques nacional y natural.
El Consejo de Gobierno ha aprobado el decreto de planificación del
Espacio Natural de Sierra Nevada, que establece las bases de la
ordenación de este territorio de más de 172.000 hectáreas integrado por
los parques nacional y natural del mismo nombre, en las provincias de
Granada y Almería. La norma incluye los nuevos planes de ordenación de
los recursos naturales y de uso y gestión de ambas zonas, adaptados al
nuevo modelo organizativo unitario iniciado en 2007 con el traspaso del
Parque Nacional a la comunidad autónoma.
Los documentos, que han
sido elaborados con las aportaciones de los sectores sociales y
económicos representados en los órganos de participación del espacio
natural, incorporan las medidas de simplificación de trámites aprobadas
este año por la Junta en relación con los usos y actividades en los
parques naturales andaluces.
Asimismo, la nueva planificación
recoge la experiencia de más de 20 años en la consolidación de un
modelo de desarrollo sostenible que ha logrado hacer de la protección
de los recursos naturales una fuente de riqueza y empleo. De acuerdo
con un informe elaborado por la Sociedad de Estudios Económicos de
Andalucía (ESECA), el Espacio Natural de Sierra Nevada supone una
aportación directa del 21,3% a la renta familiar neta disponible por
habitante en los 60 municipios que lo integran, así como un 18,5% del
empleo.
Según ha manifestado el consejero de Medio Ambiente,
Díaz Trillo, en la comparecencia informativa posterior al Consejo de
Gobierno esta ordenación "consolida a Sierra Nevada como un espacio
unitario, garantizando su futuro y defendiendo su biodiversidad y
geodiversidad". Según Díaz Trillo, el decreto aprobado es una clara
apuesta por el desarrollo sostenible de la zona, "favoreciendo un
espacio de oportunidades para crear riqueza y empleo en los sesenta
municipios que se encuentran dentro del área de influencia de Sierra
Nevada".
El primero de los planes, denominado de ordenación de
los recursos naturales, tiene vigencia indefinida y es el documentos
básicos que distribuye y asigna los distintos usos y aprovechamientos
de acuerdo con la capacidad de los ecosistemas, a través de cuatro
niveles de protección en cada uno de los dos parques que componen el
Espacio Natural de Sierra Nevada.
En el parque nacional, las
áreas de máxima protección, denominadas zonas de reserva, ocupan un
0,35% de su superficie total (303 hectáreas) y se extienden
fundamentalmente por el barranco de los Alisos, el valle del río
Dúrcal, el robledal de la Dehesa del Camarate, el barranco del Espinar
y las lagunas de alta montaña, entre otros enclaves.
Las zonas
de uso restringido ocupan el 76,08% del parque (65.339 hectáreas) y
están constituidas por las áreas de alta montaña con elevado grado de
naturalidad que sólo pueden soportar una utilización limitada.
Como
zonas de uso moderado se consideran aquellas que admiten un mayor grado
de humanización y capacidad para admitir aprovechamientos. En esta
categoría, que representa el 23,51% de la superficie (20.193
hectáreas), se incluyen terrenos agrícolas, pinares de repoblación,
refugios, áreas recreativas, miradores y jardines botánicos.
Por
último, las zonas de uso especial, con un 0,06% de la superficie (48
hectáreas), incluye infraestructuras como las ubicadas en el Puerto de
La Ragua, el embalse de Yeguas y el antiguo vivero del Posterillo,
además de carreteras públicas, albergues y refugios.
Parque natural
En
el caso del parque natural, las zonas de reserva o máxima protección
suman 309 hectáreas (0,36% de la superficie) y entre ellas destacan los
humedales de origen endorreico y las turberas de Padul, de gran interés
tanto por acoger numerosas especies de aves como por su condición de
enclave privilegiado para entender los cambios climáticos en el sur de
la Península Ibérica.
Con un menor nivel de exigencia
medioambiental, las zonas de regulación especial incluyen los terrenos
arbolados, arbustivo y de pastizales, donde se permiten
aprovechamientos forestales, ganaderos, cinegéticos, apícolas y de uso
público, educación ambiental e investigación. Estos territorios abarcan
14.696 hectáreas, lo que supone más de la mitad de la extensión del
parque natural (55,06%).
Por su parte, las denominadas zonas de
regulación común representan el 44,02% de la superficie (38.017
hectáreas) y se localizan fundamentalmente en terrenos agrícolas,
agrupaciones de viviendas de cierta entidad y áreas donde se practica
el esquí alpino.
La zonificación del parque natural se completa
con las áreas excluidas de exigencias medioambientales, constituidas
por suelos urbanos y urbanizables cuyo desarrollo se considera posible
siempre que no afecte a los hábitats naturales y a las especies
protegidas de Sierra Nevada. Estos enclaves, entre los que figura la
urbanización de Pradollano, representan el 0,56% del territorio del
parque (480 hectáreas).
Planes de Uso y Gestión
Los
otros dos documentos aprobados por el Consejo de Gobierno para los
parques nacional y natural son los planes rectores de uso y gestión
(PRUG), que establecen con detalle las condiciones del desarrollo de
las actividades compatibles y determinan las líneas estratégicas de
actuación pública en el plazo de los próximos ocho años.
En
líneas generales, y en relación con el espacio en su conjunto, los PRUG
recogen programas de restauración paisajística de las altas cumbres,
recuperación de la flora en peligro crítico, mejora de las poblaciones
de cabra montés, diversificación de las masas forestales de
repoblación, regulación de la ganadería extensiva tradicional y
conservación de la red de acequias tradicionales.
Asimismo,
destacan las previsiones para la ordenación de zonas de gran afluencia
de visitantes, como la Alpujarra Occidental, el Alto Andarax o la Hoya
de la Mora, mientras que en investigación se otorgará prioridad a
reforzar los estudios que durante los últimos años se vienen realizando
sobre los efectos del cambio climático.
El macizo de Sierra
Nevada, enclavado en la parte central de la Cordillera Bética,
constituye el territorio con mayor biodiversidad y presencia de
especies endémicas de la flora en España. Sus ecosistemas de alta
montaña, bosques caducifolios y matorrales mediterráneos acogen
alrededor de 2.200 especies de plantas, 80 de ellas exclusivas. Con más
de veinte cumbres por encima de los 3.000 metros, Sierra Nevada incluye
también el pico más alto de la Península Ibérica, el Mulhacén (3.479
metros).
El espacio abarca en su conjunto una extensión de
172.318 hectáreas (85.883 el parque nacional y 86.435 el natural)
distribuidas entre 37 municipios de la provincia de Granada y 23 de
Almería. La economía de estos pueblos se apoya principalmente en los
recursos forestales, ganaderos, cinegéticos y piscícolas; la
agricultura de montaña; el turismo de naturaleza; los deportes
invernales; la artesanía, y las industrias cárnicas.
Sierra
Nevada fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1986. Tres
años después, el Gobierno andaluz protegió el territorio como parque
natural y en 1999 sus zonas de mayor valor ecológico, en torno al
núcleo de las altas cumbres, se incorporaron a la Red de Parques
Nacionales. El espacio natural ha sido seleccionado recientemente por
la Unesco como ejemplo de buenas prácticas ante el cambio climático, en
la conferencia internacional celebrada el pasado mes de junio en
Dresde (Alemania). A través de su Observatorio de Cambio Global, la
gestión de Sierra Nevada presta especial atención al ensayo y
desarrollo de medidas para la adaptación de los hábitats a los impactos
provocados por este fenómeno, así como para mitigar los efectos sobre
el aprovechamiento de los recursos naturales.