Son los resultados de la Jornada La Realidad de los Cultivos Transgénicos organizada por COAG.
La
Coordinadora de
Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, COAG Sevilla ha celebrado durante
el día de ayer la Jornada
La Realidad
de los Cultivos Transgénicos en la Escuela
Técnica Superior de Ingeniería Agronómica (Universidad Pablo
de Olavide). La conclusión principal que se ha podido extraer de esta Jornada
es que los cultivos transgénicos incrementan los problemas del campo, no siendo
una solución, sino un obstáculo más para agricultores y ganaderos.
Andoni García, miembro de la Ejecutiva Estatal
de COAG; y José Antonio García, responsable provincial de COAG Sevilla, han
inaugurado esta Jornada en la que ha participado agricultores profesionales y
las organizaciones Facua, UCA-UCE, Greenpeace y la Plataforma Andalucía
Libre de Transgénicos (PALT). Precisamente, la Jornada se enmarca dentro
de las Semanas de Lucha Anti-Transgénicos 2001 en Andalucía que organiza la PALT (del 4 al 16 de abril).
En estos momentos, la Unión Europea (UE) debate si su
política agraria debe apostar por el modelo tradicional de agricultura en el
que se incluyen los cultivos convencionales y los ecológicos o si, por el
contrario, debe dar vía libre a la implantación de los cultivos transgénicos.
COAG Sevilla cree que este debate es innecesario y que debería cerrarse
definitivamente con un posicionamiento claro de la UE a favor del modelo tradicional
de explotaciones familiares, que son el principal motor de generación de empleo
del medio rural.
Problemas de los transgénicos
En la
Jornada organizada por COAG Sevilla se ha puesto de
manifiesto que los cultivos transgénicos generan graves problemas para los
agricultores que deciden apostar por este tipo de producción agrícola.
En primer lugar, el cultivo de transgénicos genera dependencia
de los agricultores hacia las multinacionales de semillas.
En segundo lugar, estudios de entidades independientes
como las universidades de Georgia y Arkansas (Estados Unidos) en relación al
cultivo de algodón transgénico en países como Estados Unidos y la India, demuestran que los
cultivos transgénicos aumentan los costes de producción sin que se incremente
el rendimiento productivo de las explotaciones agrarias. Esto se debe, como ha
explicado Juan Felipe Carrasco, responsable estatal del área de transgénicos de
Greenpeace, a que las semillas son más caras y los productos fitosanitarios
siguen siendo necesarios, ya que aparecen resistencias y plagas secundarias a
las que los cultivos transgénicos son más sensibles.
En el caso de España, único país de la UE que cultiva transgénicos a
gran escala, se ha detectado contaminación por polinización en explotaciones de
maíz convencional colindantes con campos de maíz transgénicos. Esta
contaminación por polinización impide a los agricultores elegir el tipo de
producción que quieren trabajar en sus explotaciones.
En tercer lugar, los mercados europeos, que son
contrarios a los transgénicos, diferencian las producciones pagando un mejor
precio para los productos convencionales y ecológicos.
Sin control
El desarrollo de los cultivos transgénicos se realiza
en España (especialmente en Aragón y Cataluña) bajo una absoluta falta de
transparencia y control, con numerosos casos de contaminación de cosechas y
alimentos. Por este motivo, COAG Sevilla exige a la Junta de Andalucía que establezca
un control riguroso para la entrada de alimentos transgénicos procedentes de
terceros países y declare a Andalucía como zona libre de cultivos transgénicos.
Por último, esta organización agraria exige al
Gobierno andaluz que asegure el derecho de Andalucía a conservar su soberanía
alimentaria a través del abastecimiento de alimentos de sus propios
agricultores que garantizan las condiciones de trazabilidad, calidad y
salubridad que no pueden ofrecer productos transgénicos ni productos de países
terceros. La apuesta por el modelo local de agricultura familiar garantiza, al
mismo tiempo, generación de empleo, vertebración del territorio y vida en nuestros
pueblos.