El Ifapa trabaja actualmente en distintos métodos de control integrado en horticultura.
La Consejería de Agricultura y Pesca, a través del Instituto Andaluz
de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la
Producción Ecológica (Ifapa), trabaja actualmente en distintos métodos
de control integrado en horticultura protegida con el fin de ofrecer al
sector alternativas al uso de productos químicos en invernaderos.
Al margen de los métodos de control químico tradicionalmente
aplicados en la desinfección del suelo en este tipo de cultivos, los
agricultores cuentan actualmente con técnicas alternativas más
respetuosas con el medio ambiente como la solarización, la
biofumigación y la biosolarización, entre otras. En este sentido, y
según los expertos del centro Ifapa La Mojonera (Almería), la tendencia
actual apuesta por el control integrado, un método basado en la
aplicación racional de medidas biológicas, biotecnológicas, culturales,
genéticas y químicas, de modo que ésta última se reduzca al máximo.
La combinación de diversos métodos de lucha aumenta las
posibilidades de éxito respecto al uso de una sola técnica pero, al
sustentarse sobre el conocimiento del hongo, bacteria o virus que ha
causado el daño y su relación con el cultivo y el medio ambiente,
precisa del asesoramiento de técnicos y especialistas en este ámbito.
La decisión sobre la estrategia más efectiva para cada cultivo se
obtiene tras un estudio concreto basado en la toma de muestras,
extracción e identificación de estos patógenos, cuantificación de los
niveles de población y relación entre densidades de este tipo de
agentes infecciosos del suelo y sus pérdidas del cultivo.
Entre las técnicas sostenibles por las que pueden optar los
agricultores se encuentra la solarización, que utiliza la energía solar
para aumentar la temperatura de un terreno húmedo y libre de cultivo
eliminando así a los patógenos presentes en el suelo. Esta práctica,
que consiste en la colocación de un plástico transparente y fino de 4 a
8 semanas en la época de mayor temperatura y radiación solar, presenta
buenos resultados como herbicida y eliminación de algunos hongos
fitopatógenos que causan enfermedades en las plantas. A diferencia de
los tratamientos químicos más agresivos, la solarización impide la
recolonización de la tierra por nuevos patógenos.
En el caso de la biofumigación se utilizan los gases procedentes de la
biodegradación de materias orgánicas como estiércoles (vacuno, ovino,
caprino o de aves) o diversos restos vegetales (vinaza de remolacha y
residuos de cosecha, entre otros). Además de su eficacia, entre las
ventajas de esta técnica se encuentra la rápida recuperación de la
estructura del suelo y la biodiversidad.
De la combinación de estos dos métodos surge la biosolarización, donde
los gases generados en la descomposición de la materia orgánica
aplicada al suelo se suman al efecto del calor solar sobre el suelo
mediante la colocación de un plástico que, además, permite la
acumulación de los gases. Las principales ventajas de la aplicación de
materia orgánica en el terreno son el incremento de la actividad
biológica del suelo, la mejora de su estructura y el aumento de su
capacidad de retención de agua.
Además, el Ifapa, cuyos pilares fundamentales son la investigación, la
formación y la transferencia al sector, incluye en su nuevo plan anual
formativo actividades divulgativas para dar a conocer estas técnicas
con objeto de abordar la problemática sobre desinfección del suelo de
los cultivos hortícolas protegidos.
De esta forma, los profesionales participantes amplían sus
conocimientos sobre las diversas técnicas existentes para luchar contra
los causantes de las enfermedades del suelo que amenazan sus
producciones.