La internacionalización del sector vinícola llega para algunas o lo hará para otras en un camino de un solo sentido
El sector vitivinícola español "bulle" de actividad: bodegas cooperativas exploran una macro-integración comercial sin precedentes y las firmas privadas "salen de compras" o refuerzan sus redes de distribución: la internacionalización llega para algunas o lo hará para otras en un camino de un solo sentido.
Respecto al ámbito cooperativo, el Gobierno proyecta un nuevo plan estatal de integración plurianual 2015-2020 para ellas, dotado con un monto total de 506 millones de euros -mucho más ambicioso que el aprobado recientemente de forma transitoria para 2014-, que estará conectado con el Programa Nacional de Desarrollo Rural.
Consciente de que sólo dos cooperativas agropecuarias de Países Bajos facturan más que 4.000 españolas, el Gobierno urge las fusiones ante el reto de responder a la globalización del mercado, y todo apunta a que el sector del vino se lo ha tomado en serio.
El director general de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Eduardo Baamonde asegura que existe "la necesidad y la voluntad" de las firmas vínicas por integrarse desde el punto de vista de la comercialización, conscientes de que se trata de un sector muy atomizado y con muchas bodegas compitiendo entre sí.
Una integración comercial, según Baamonde, permitiría "defender bien nuestra negociación" frente a sus compradores españoles y, sobre todo, internacionales, más aún cuando las cooperativas se enfrentan al desafío de vender producciones muy altas.
El sector destaca las ventajas que ofrece la nueva ley estatal de integración cooperativa, en fase de desarrollo, por lo que estas empresas agrícolas quieren adelantarse y toman posiciones.
¿Su objetivo? Que, una vez sea de completa aplicación la norma en 2015, "pueda haber algún grupo vitivinícola en condiciones de realizar una integración" comercial, aprovechando estas líneas de actuación y financieras de apoyo, precisa Baamonde.
Para ser reconocida como "Entidad Asociativa Prioritaria" -motor de la integración, al concentrar las ayudas previstas-, el Ejecutivo exigirá, en el caso de mostos, vinos y alcoholes, que tenga una facturación mínima de 180 millones de euros y que, al menos, un 10 % de sus socios provengan de fuera de una comunidad autónoma.
Esto supone, en la práctica, que estas entidades "prioritarias" serán supra-autonómicas y tendrán la obligación, además, de comercializar todo el volumen producido por sus socios -ninguna de las cooperativas integrantes podrá seguir vendiendo por su cuenta-. Además, las cooperativas de base adheridas tendrán que especializarse en las actividades de producción o transformación.
El objetivo de la unión es posible, cree Baamonde, y de hecho sólo las tres mayores bodegas cooperativas en dimensión estarían "muy cerquita" de alcanzar ese requerimiento de los 180 millones.
Hay otros actores interesados, como demuestra el hecho de que las principales bodegas cooperativas españolas -que suman más de 650 millones de litros, el 15 % de la producción nacional-, se reunieran en Madrid para estudiar la posible integración de oferta.
Por su parte, y en el ámbito empresarial, las bodegas de capital privado ganan peso exterior e incluso se lanzan a adquisiciones o alianzas. CVNE, por ejemplo, anunciaba esta semana la adquisición con recursos propios del 100 % de la distribuidora de vinos japoneses de calidad Mikuni Wine -cuyo accionista único es uno de los embotelladores de Coca-Cola en el Pacífico- para expandirse en el ámbito internacional y González Byass sellaba una "jont venture" con la filial en España de Emperador, líder en licores de Filipinas.
En 2013, el Grupo de Bodegas Emilio Moro -Bodegas Emilio Moro y Bodegas Cepa 21-, potenciaba una nueva estructura de venta exterior, que incluye la creación de su propia importadora en EEUU.
En un año difícil como el 2013 las cuentas "salen" a diferentes grupos: la familia Moro aumentó su facturación en un 16 %; Portia (Grupo Faustino) lo hizo en un 12,7 %, TorreOria-Vintes en un +60 %, o González Byass, en un 10,4 % en su último ejercicio fiscal.
En el aspecto agronómico, agricultores y cooperativas siguen pendientes de los precios, en un contexto de correcciones; la depreciación del vino a granel en diciembre de 2013 llegaba al 42,4 % para los blancos y del 32 % para los tintos en España, una tendencia que también afectó a Italia (-25,5 % y -19,3 %).
En los últimos días, los vinos blancos sin indicación geográfica a salida de bodega se situaron en 3,15 euros/hgdo (un 0,96 % más que una semana antes) y los tintos se pagaron a 3,71 euros (-1,59 %).
