El acuerdo significa la liberalización de la mayor parte de la huerta marroquí.
El Parlamento Europeo ha aprobado por holgada mayoría el
acuerdo agrícola entre la Unión Europea y Marruecos, que abre las puertas a los
productos de la huerta marroquí, contra lo que han luchado hasta el último
minuto los agricultores hortofrutícolas españoles.
El acuerdo ha recibido 369 votos a favor, 225 en contra y 31
abstenciones.
Pese a que los eurodiputados españoles de todos las
tendencias políticas han votado en bloque en contra del acuerdo, el convenio ha
conseguido la mayoría de los votos de la Eurocámara.
Tan solo se han unido al voto negativo al acuerdo los
ecologistas y extrema izquierda de la Eurocámara, por lo que no ha sido posible
hacer frente a la superioridad numérica de los populares, liberales y socialdemócratas
del hemiciclo.
El acuerdo significa la liberalización de la mayor parte de
la huerta marroquí y un aumento en las cuotas de entrada de productos
especialmente sensibles para los agricultores españoles de Andalucía, Murcia,
Valencia y Canarias, como el tomate, el calabacín, el pepino, el ajo, la fresa
y la clementina.
El acuerdo con Rabat revela un conflicto de intereses
El acuerdo de asociación de la Unión Europea con Marruecos,
revela el conflicto de intereses económicos ante la progresiva liberalización
comercial, con el tomate como principal damnificado.
La Comisión Europea cree que el tratado -respaldado por el
Consejo, la Comisión, el Ejecutivo marroquí y ahora también por el Parlamento
Europeo- es "equilibrado" y reforzará las relaciones entre ambos,
pero el sector hortofrutícola español lo rechaza como "la amenaza más
grave desde la adhesión de España a la UE".
El acuerdo aumentará las importaciones a tipos reducidos
para tomate, berenjena, calabacín, ajo, pepino, naranjas, clementinas, melones
y fresas marroquíes, y Marruecos se compromete también a liberalizar el 45 % de
las importaciones agrarias de la Unión Europea (UE) de inmediato, el 61 % en
cinco años y el 70 %, en diez.
España es el segundo exportador al país tras Francia, y
Marruecos el principal destino de nuestras exportaciones a África.
Empresas españolas están presentes en Marruecos en sectores
como el textil, la agricultura -frutas y verduras, legumbres, cereales,
plásticos para invernaderos, maquinaria, herramientas, agroquímicos, semillas o
plantas- o el pesquero, como las conservas.
Además, los acuerdos comerciales de Rabat con EEUU, con
países árabes del mediterráneo y con Turquía permitirán el acceso preferencial
a estos mercados para firmas españolas que se instalen en Marruecos, país con
economía al alza y 32 millones de habitantes.
España exportó a Marruecos por valor de 3.760 millones de enero
a noviembre de 2011, según datos oficiales, mientras que importó por 2.798,80
millones, con un saldo positivo de casi un millón de euros.
Destacaron los envíos, en valor, de tecnología industrial,
medio ambiente y energía, moda, industria auxiliar y de construcción, materias
primas e industria química, mientras que España importó de Marruecos moda,
tecnología industrial, pescados, químicos y hortofrutícolas (en este último
caso, por 147 millones de euros).
La UE exportó en 2010 a Marruecos por valor de 13.680
millones e importó por 7.700 millones, según la Oficina de Estadísticas de la
UE (Eurostat), mientras que las exportaciones de Marruecos a la UE llegaron a
7.364 millones, aunque sus compras fueron mayores, hasta 13.600 millones.
La Unión Europea compra a Marruecos productos manufacturados
y ropa, productos agrícolas, pesqueros, lubricantes o mineros, mientras que le
vende maquinaria y equipos de transporte, bienes manufacturados, químicos y
productos agrícolas o pesqueros, entre otros.
Pero los agricultores españoles critican el
"drama" que supondrá el nuevo acuerdo para un sector que suma el 63 %
de la producción agraria (8.600 millones año) y el 60 % del empleo (450.000
activos).
La competencia alauí, que ha sido creciente en virtud de las
relaciones institucionales UE-Marruecos y que tienen como punto de partida el
Acuerdo de Asociación, en vigor desde 2000, le ha costado a España 300.000
toneladas de exportación y 15.000 trabajadores sólo en los dos últimos años,
sobre todo en tomate, según el sector.
Unas 26 empresas canarias, ocho alicantinas y cinco
murcianas han cerrado por esta presión, han asegurado desde la Federación
Española de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), que
detalla que por cada 1.000 toneladas que dejen de exportarse se pierden 50
empleos en beneficio de Marruecos -donde los temporeros cobran 60 céntimos al
día, frente a 7-8 de España-.
El acuerdo crearía "un nuevo marco de competencia
totalmente desconocido" hasta ahora, ha asegurado el director general de
Fepex, José María Pozancos.
Se ataca al "único" sector capaz de crear empleo,
ha indicado desde Cooperativas Agro-alimentarias Cirilo Arnandis, y sería
"la puntilla" para el campo, según el secretario general de UPA,
Lorenzo Ramos.
"Ni nos gusta, ni nos interesa" ha afirmado el
presidente de Asaja, Pedro Barato, mientras que el secretario general de COAG,
Miguel López, ha insistido en que Rabat vulnera los cupos de entrada.
El acuerdo beneficiará sobre todo a grandes firmas franco
marroquíes -Azura y Soprofel- y otra de capital marroquí, Dominios Agrícolas,
propiedad de la familia real alauí, que controlan el 90 % de la producción del
país, según critican desde el campo español.
El eurodiputado José Bove -vicepresidente de la Comisión de
Agricultura en la Eurocámara y ponente del informe sobre el acuerdo- suma al
debate su afirmación de que el acuerdo no es sostenible -para exportar 250.000
toneladas de tomate alauí se necesitan 25 millones de metros cúbicos de agua-,
y de que beneficia a grandes agronegocios.
El acuerdo "ha llevado a agentes financieros a
anticiparse y posicionarse a las puertas de la Unión", ha puntualizado
Bové, quien asegura que un fondo de Abu Dhabi cuenta con autorización para
cultivar 700.000 hectáreas cerca de Guelmin, al sur de Marruecos, con nuevas
plantaciones de cítricos, olivos y hortícolas.
La inclusión del Sahara en el acuerdo también levanta
ampollas.
Para el delegado del Frente Polisario en España, Bucharaya
Beyun, un dictamen de Naciones Unidas de 2002 "deja claro" que no
pueden firmarse acuerdos que exploten recursos de un territorio no autónomo
como el Sahara, más aún cuando -a su juicio- no beneficia a su población.
Pero, según Beyun, mil hectáreas de invernaderos de tomate y
flores se han construido a las afueras de Dakhla (Sahara) impulsadas por la
Casa Real alauí, que consumen "un bien escaso en el desierto" como el
agua.