Bajo el título ‘El mercado de la flor’, la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (FAECA) ha celebrado una jornada técnica sobre flor cortada en la cooperativa Las Marismas de Lebrija. El resultado principal del encuentro ha sido el compromiso alcanzado por las cooperativas productoras para trabajar conjuntamente en la creación de un único proyecto comercializador.
En la inauguración han participado la alcaldesa de Lebrija, María José Fernández; el presidente del sector de Flor Cortada de Cooperativas Agro-alimentarias, Miguel Ángel Galán, y el presidente de Las Marismas de Lebrija S.C.A., Jesús Valencia.
Posteriormente, las distintas ponencias han versado sobre competitividad, agrupaciones de productores, estrategias de cooperación y situación del mercado en general. El director de Producción y Recursos de Citagro, Juan José Moreno, el director general de Consulting M-Economía S.L., Valentín Rodríguez, y el presidente del sector de Flor Cortada de FAECA, Juan Manuel Rodríguez, han sido algunos de los participantes.
En el transcurso del encuentro, se ha profundizado en la evolución del sector de flor cortada en Andalucía, principal región productora de España, donde se concentra el 64% del cultivo. Lo más subrayado por los distintos participantes ha sido el cambio experimentado por el sector en las dos últimas décadas.
A principios de los años noventa, la flor cortada en Andalucía conoció una época de apogeo con cerca de 1.500 hectáreas sembradas, concentradas entonces en las provincias de Cádiz (40%), Almería (24%), Granada (15%) y Sevilla (10%).
Posteriormente, la extensión ha ido disminuyendo de forma progresiva, de modo que en la actualidad se contabilizan tan solo 431 hectáreas –un 70% menos que a principios de los noventa-, localizadas fundamentalmente en Cádiz (50%) y Sevilla (20%).
En definitiva, el mapa de hoy es muy diferente al de hace 20 años y a pesar de ello Andalucía continúa siendo la principal región productora de flor cortada a nivel nacional y una de las principales regiones productoras de clavel en el mundo.
En consecuencia, y con objeto de recuperar los tiempos de esplendor de este cultivo –con el desarrollo económico y social que conlleva para las zonas rurales donde se produce-, las cooperativas productoras han alcanzado el compromiso de trabajar para lograr un único proyecto comercializador en Andalucía.
Asimismo, todas las partes –agricultores, cooperativas y Administración- han coincido en que es necesario reflotar el sector, puesto que de él depende muchos puestos de trabajo y el futuro de muchos pueblos. En este sentido, los agricultores deberán mejorar la manipulación y producción del producto; las cooperativas, su estructura comercial, y la Administración, destinar mayor apoyo financiero.
Agricultores y cooperativas han subrayado que, dada la reducción experimentada por el sector de flor cortada en Andalucía, el desembolso necesario para modernizar las infraestructuras no sería excesivo y, en este cometido, el apoyo de la Administración resulta fundamental.
