Dentro del positivo panorama de crecimiento que presenta la producción ecológica -especialmente en términos de exportación-, la producción de cítricos parece destacar en los últimos tiempos gracias a un interesante crecimiento de la demanda exterior de algunos de sus productos como puede ser la naranja.
Hace escasas semanas la Asociación Valor Ecológico, y la organización de productores almerienses Cítricos del Andarax, llamaron la atención sobre una situación poco frecuente dentro del sector agroalimentario. Ambas instituciones pusieron de manifiesto que el actual crecimiento de la demanda exterior de naranja ecológica -principalmente desde otros países europeos como Alemania o Francia-, está haciendo complicado atender las exigencias de estos mercados con el actual volumen de producción.
El gerente de Cítricos del Andarax, Juan Torres, exponía esta situación declarando que “en los países del centro de Europa se sigue consumiendo, fundamentalmente la naranja ecológica, por lo que podemos decir que no estamos notando la crisis, sino al contrario, se hace necesario recurrir a otras huertas para cubrir la demanda”.
“En los países del centro de Europa se sigue consumiendo, fundamentalmente la naranja ecológica”
En estas circunstancias, quizás algunos productores de cítricos convencionales puedan plantearse la incursión en la producción ecológica como una posibilidad real y atractiva. Resulta interesante entonces conocer la opinión de otros profesionales que ya han afrontado ese desafío.
Según un informe publicado por la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía en 2006, los nuevos productores ecológicos valoraban como principales beneficios directos del proceso de conversión a la citricultura ecológica, el incremento de los ingresos debido a los mejores precios de venta y una incidencia de plagas similar o incluso inferior a las explotaciones convencionales. Pero evidentemente no todo son facilidades. Entre los aspectos negativos señalaron el incremento de los costes de abonado y control de hierbas, la disminución de los calibres o el menor volumen de producción.
En el otro lado de la balanza hay que valorar las cualidades que ofrecen estos productos y que contribuyen a su comercialización y a mejorar su percepción por parte de los consumidores. En este sentido se pueden destacar aspectos como su mejor calidad organoléptica, la ausencia de residuos químicos en la fruta, una mejor eficiencia energética del cultivo y una positiva contribución a la mejora de biodiversidad y el ecosistema. Mención aparte merece un último factor, que viene dado por la suma de todos los anteriores y que tiene un enorme valor: la mejora de la valoración del trabajo agrario y de la labor de sus profesionales.
El sector
Según los datos publicados por el MAGRAMA, en el año 2011 la superficie inscrita de cítricos ecológicos en España alcanzaba las 5.855 hectáreas. La mayor parte de esta superficie se corresponde con el cultivo de naranja ecológica con 3.041 hectáreas, seguida del limón con 1.417 Has. inscritas y por la mandarina, con un total de 1.165 Has.
Si analizamos la situación del sector por Comunidades Autónomas, la mayor superficie inscrita la encontramos en Andalucía, que acumulaba en ese año 3.921 Has., seguida a continuación por la Comunidad Valenciana con 1.008 Has. y por la Región de Murcia con 718 Has, quedando el resto de comunidades muy por detrás en este ranking.
Por su parte, la producción total de cítricos ecológicos a nivel nacional alcanzó en dicho periodo las 108.615 toneladas, de las que más de la mitad (57.969 Has.) fueron de naranjas ecológicas.
Desde dentro
Para acercarnos un poco más a la visión de los profesionales de este sector, hablamos con Antonio Caballero, de la empresa onubense Rio Tinto Fruit. Esta firma, dedicada a la producción de naranjas y clementinas ecológicas desde principios del año 2000, cuenta en la actualidad con 300 Has. certificadas en el término municipal de Nerva (Huelva).
Para Antonio Caballero el principal valor que define a los cítricos ecológicos no puede resumirse en único concepto, sino que hay que tomar en cuenta un conjunto de factores. El primero que destaca en su opinión es “el respeto al agroecosistema y por ende a todo el entorno rural”, una afirmación que se basa según su apreciación en “la reducción drástica de pesticidas, la mejora de la biodiversidad en general y de la fertilidad del suelo, o la reducción del uso de la energía”. Otra característica que Antonio Caballero destaca de estos productos es una “mejora del sabor en general”, “en el caso de la naranja y en los datos que manejamos de los últimos años el índice de azúcar, por ejemplo, es mayor”.
Los factores anteriormente citados, hacen que Caballero pueda afirmar sin duda que “el producto directamente es más sano. Es obvio”. Pero no solo destaca sus características saludables para el consumidor, también pone un especial énfasis en el valor socioeconómico, ya que cree que este tipo de producciones “dignifica el trabajo de todos los que participan del proyecto al ayudar a construir una industria con mayor rentabilidad social, medioambiental y económica”.
El objetivo inmediato del sector debe ser “aumentar el mercado en los países mediterráneos de Europa y especialmente en España”
Por delante queda, una vez más, el reto de la comercialización. Según este profesional el objetivo inmediato del sector debe ser “aumentar el mercado en los países mediterráneos de Europa y especialmente en España”. Esta última valoración resulta común no solo a otros profesionales de los cítricos, sino que se ha convertido en una idea recurrente para todo el sector de la producción ecológica: mantener la tendencia del mercado exterior y lograr un crecimiento consistente de la demanda interna para convertir a productos como los cítricos ecológicos en una alternativa de alto valor para el consumidor nacional.
