Cuando se produce carbón activo con cáscara de naranja ese potasio, se queda muy bien repartido en él por lo que se facilita la obtención del catalizador.
Un grupo de investigación de la Universidad de Málaga ha desarrollado a
partir de la cáscara de las naranjas un tipo de carbón activo que
reduce costes y contaminación en la producción de catalizadores, esto
es, sustancias que alteran la velocidad de una reacción química.
Según ha explicado el profesor del departamento de Ingeniería
Química e investigador responsable del proyecto Tomás Cordero, la
peculiaridad de la piel de la naranja frente a otros residuos que se
usan en la fabricación de carbones activos, como la cáscara de coco o
el hueso de aceituna, es su contenido en potasio.
Cuando se
produce carbón activo con cáscara de naranja ese potasio -ha indicado
Cordero- se queda muy bien repartido en él por lo que se facilita la
obtención del catalizador.
"En un paso o dos se prepara un
catalizador de potasio sin necesidad de obtenerlo de la misma manera
que se hace industrialmente, con lo que se gana tiempo y dinero, más
teniendo en cuenta que se parte de un residuo", ha afirmado el
investigador.
Este grupo de investigación ha preparado carbones
activos y catalizadores a partir del aprovechamiento de otros residuos,
entre ellos, la "lignina kraft" -que deriva de la pasta de papel- o los
restos de la poda de la encina o el olivo.
Según Cordero, el
interés de los carbones activos reside en sus propiedades para la
eliminación de contaminantes por lo que puede aplicarse tanto en
procesos industriales como medioambientales, ya que su uso en
catalizadores sirve para purificar corrientes de aire o agua.
Otra aplicación reside en lo que se conoce como "biorefinería", ya que
el aprovechamiento de desechos naturales permite obtener productos
químicos y combustibles menos contaminantes.
Con este tipo de
catalizadores se obtiene un CO2 que proviene de la biomasa y ya ha sido
asimilado por la planta, en contraposición al que se obtiene del
petróleo y combustibles fósiles en los que se fijó hace millones de
años y por ello contamina más, ha explicado Cordero.